Monseñor Fernando VALERA SÁNCHEZ, Obispo de Zamora

Posted by on Dic 15, 2020 in Actualidad
Monseñor Fernando VALERA SÁNCHEZ, Obispo de Zamora

El obispo de Zamora es ya Don Fernando Valera Sánchez procedente de la diócesis de Cartagena, que recibió la ordenación episcopal y tomó posesión de la cátedra diocesana de Zamora el 12 de diciembre de 2020 en la Santa Iglesia Catedral de Zamora de manos del Nuncio Bernardito Auza.

Resumen de la celebración

Celebración completa

Crónica de htp://diocesisdezamora.es/noticias/ver-don-fernando-valera-sanchez-ya-es-obispo-de-zamora-148

Las puertas de la Santa Iglesia Catedral de Zamora se abrían diez minutos antes de las 11 de la mañana para recibir al obispo electo de Zamora, Fernando Valera Sánchez, quien salía de su casa – anexa al Palacio/ Epsicopal- acompañado por el nuncio de su Santidad, Bernardito C. Auza.

La Seo zamorana ya albergaba en su interior a 250 personas, por debajo del 50 por ciento del aforo permitido por la autoridad civil competente; entre las que se encontraban cerca de 20 cardenales, arzobispos y obispos, así como un centenar de sacerdotes. Cabe destacar la presencia del cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez; el obispo emérito de San Sebastián y que fuera prelado de la diócesis de Zamora, Juan María Uriarte; el administrador apostólico de León y natural de Toro (Zamora), Julián López; o el obispo auxiliar de Valladolid y secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, entre otros. 

También, presentes en el acto se encontraban la presidenta de la Junta Pro Semana Santa, Isabel García; y los máximos representantes de la Policía Nacional y la subdelegación de Defensa. Sin embargo, no ha asistido ninguna autoridad política, ni representativa de las instituciones locales, provinciales ni nacionales. 

La celebración

Valera Sánchez, tras venerar la Cruz de Carne a la entrada del templo, se dirigió a la capilla del Santísimo para orar unos instantes junto al cortejo que le acompañaba. A continuación se dirigió al trascoro donde reposan los restos mortales del anterior prelado de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, y allí rezó por su descanso eterno.

Posteriormente, en la sala capitular se revestía el electo junto con el resto de obispos, y tras la procesión de entrada comenzaba la celebración, presidida por Bernardito Auza.

El que ha sido durante más de un año administrador diocesano de Zamora, José Fco. Matías, tomaba la palabra para dar la bienvenida al murciano Fernando Valera Sánchez, que será el nonagésimo octavo prelado de la diócesis de Zamora.

José Fco. Matías hizo un dibujo del contexto social y eclesial de la diócesis zamorana y que se encontrará don Fernando, una vez que tome las riendas de la iglesia diocesana. La España vaciada, el envejecimiento y la larga historia, fueron destacadas como señas de identidad más representativas de Zamora

“Viene a una diócesis con más de once siglos de historia y algunos más de fe cristiana ya vivida en estas tierras. El número 98 en la sucesión apostólica. Una Iglesia ubicada en la denominada ‘España vaciada’, que empezó a serlo cuando Vd. daba los primeros pasos. Y que se ha ido desangrando a lo largo de estas seis décadas hasta despoblar los pueblos y convertirlos en lugares de gente mayor, resignados a su suerte, nostálgicos de tiempos pasados y sin más esperanza, en muchos casos, que el discurrir cotidiano. Esta España vaciada, esta Zamora vaciada, que demanda presencia, acompañamiento, interés, preocupación, respuestas institucionales, medios materiales, … que la Iglesia está procurando ofrecer y llevar a cabo, con todas sus energías, para que el Evangelio tenga su impronta en el aquí y ahora de estas gentes, tanto en el crecimiento cristiano como en la promoción social”.

Por otro lado, ha mencionado la preocupación de la diócesis por la carencia de vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada, destacando la presencia de dos jóvenes en el Seminario Mayor.

“Preocupa, seriamente, no es para menos, el tema vocacional a todos los niveles, tanto para el ministerio ordenado como para la vida consagrada. En relación al primero, hay que señalar que el Seminario Mayor tiene 2 alumnos, y en el Menor, con enseñanza académica de Educación Secundaria Obligatoria, están 43, con distintos niveles de planteamiento y respuesta vocacional. La pastoral vocacional, llevada desde el Seminario, pretende la propuesta, la animación, la escucha, el acompañamiento, … de adolescentes y jóvenes de cualquier procedencia: parroquias, colegios, asociaciones, grupos, familia, …”.

No podía olvidar en su descripción de la realidad diocesana, el peso específico de la religiosidad popular y que han vivido los días previos a la celebración con espíritu colaborador.

“Es un elemento a valorar y tener en cuenta en esta Iglesia de Zamora: cofradías y hermandades, romerías, manifestaciones de uno u otro tipo; muchas de ellas con una fuerte raigambre histórica, con un buen número de fieles asociados y simpatizantes, que pretenden el culto público de la fe; pero que se descubren necesitadas de mayor y mejor formación cristiana, y de purificación de modos y costumbres que eviten el quedarse en lo cultural o tradicional de aquellas y pretendan lo genuino y principal que ha de ser y significar lo religioso en ellas, sin desvirtuarlo, disolverlo o descafeinarlo en esos otros aspectos humanos importantes pero no nucleares”.

Continuaba la celebración con el electo colocado frente al altar, en el pasillo central y al lado de dos sacerdotes acompañantes, desde allí escuchaba las palabras del nuncio quien le recordaba que le mandaba al ministerio de Pedro: “Él le tocó el corazón y Pedro se lo abrió”.

Ordenación y toma de posesión

El rito de ordenación tuvo diferentes momentos significativos, aunque el que arrancó los aplausos de los fieles fue el instante en el que don Fernando Valera Sánchez se sentó en la cátedra. Éste es el signo que refleja la toma de posesión como obispo de la diócesis de Zamora. Un instante en el que se vieron asomar lágrimas en los ojos del ya prelado de Zamora, también sus tres hermanos presentes en la celebración estaban visiblemente emocionados.

Desde la cátedra y vistiendo ya los signos episcopales, don Fernando fue recibiendo uno a uno a todos los obispos. Por cierto, el último en subir al altar y dirigirse hasta la cátedra para saludar a monseñor Valera Sánchez fue don Juan María Uriarte. Nuevamente, y antes de que Uriarte bajara del altar, los asistentes rompieron en aplausos; cabe recordar que el ahora emérito de San Sebastián fue obispo de Zamora entre los años 1991 y 2000 y es notorio el cariño y admiración que le procesan aún los diocesanos.

Don Fernando, obispo de Zamora

Una vez ordenado obispo y haber tomado posesión, continuó la misa presidida por monseñor Valera Sánchez. En un tono emocionado y sosegado, pronuncio la homilía en la que no faltaron los agradecimientos. 

“Gracias Santo Padre, Papa Francisco, por elegirme, para pastorear la Iglesia que peregrina en Zamora. Una Iglesia significada por muchos templos de estilo Románico; su misterio, su belleza y su sencillez en la línea dibujan con, carácter universal, una fisonomía propia del estilo de Jesús. Este Obispo, nonagésimo octavo en la Sucesión Apostólica iniciada en San Atilano quiere nutrirse de esta belleza”.

Las religiosas del Amor de Dios que le ayudaron a descubrir su vocación en Bullas, su pueblo natal, también recibieron palabras de agradecimiento y reconocimiento. Al igual que sus hermanos y el resto de la familia, que nuevamente al escucharle, se emocionaron.

“Gracias a mis padres, que hoy en la comunión de los santos, me acompañan y me recuerdan el camino de la sencillez y el trabajo. Gracias Sor Teresa, por comunicarme el amor de Dios. Gracias a mis hermanos, a sus esposas mis hermanas, mis sobrinos. A toda la familia. Aquellos que sois la familia que la fe me ha regalado. Sois la carne de Cristo en los lazos de la amistad y el amor”.

En ese recorrido por su vida personal y sacerdotal, no podía olvidarse del Seminario de Murcia donde ha pasado los últimos años de su vida como director espiritual. Además de recordar al obispo de Cartagena, el presbiterio murciano y a alguno de sus amigos personales que le han acompañado durante tantos años.

“Gracias al presbiterio y a toda la Iglesia de Cartagena donde he nacido a la fe y me ha forjado como Pastor. Gracias al Seminario Mayor y Menor (hoy estáis muy presentes en mi corazón) a su rector y formadores. Gracias, Damián, tu bondad me ha sostenido en el Señor, hoy está en tu lugar Jesús, en su persona están todos los seminaristas y todos los sacerdotes que han sido ordenados estos años. Gracias, Juan Carlos, amigo y signo de todos los presbíteros de Murcia. Me habéis mostrado los caminos del Espíritu. Allí donde el Espíritu Santo como artesano realiza con paciencia su obra. Siempre estaréis en la raíz de mi vida. En esta Cruz, este Báculo y en este anillo, que me recuerdan de quien soy y a quien pertenezco”.

Por último, se ha dirigido a la iglesia de Zamora de la que reconoció sus profundas raíces.

“Vengo a una Iglesia con raíces profundas, situada en la España recia, fecunda en esperanza. Cuánto os debe la historia de esta nuestra amada España. Cuanto os debe esta Iglesia, cuanto Evangelio derramado por toda la humanidad. ¡Cuánto espera de nosotros esta Iglesia y este Mundo! Esa reciedumbre, esas raíces, llenas de vida, que tienen que seguir fecundando de Evangelio nuestra historia. Donde hay raíz, hay vida, hay futuro: la raíz de la fe, de una profunda experiencia de Dios para mostrar la gloria de Dios”.

El obispo, Fernando Valera, antes de finalizar la eucaristía recorrió la Catedral de Zamora para saludar a los fieles presentes e incluso intercambiar palabras con algunos de ellos. Mientras, los aplausos no dejaron de repetirse a su paso.